No voy a negar que en mi mente resonaba la regla de no comer en la cama, pero también admito que cuando mi mamá le llevó el plato para consentirlo, no hice nada para impedirlo. Es más, hasta me fui a sentar a la cama con ellos.
Pero mientras veíamos la película, estaba claro que, una de dos: o el goldito ya había visto la película, o de repente había desarrollado un poder psíquico que le hacía adivinar todo lo que iba a pasar. "Ya quiero ver a la mala y a su pájaro negro y malo"; Mira, Paca, ahí viene el hechizo"; "Le va a dar una manzana"; "Ése es el que la va a besar", etc, etc.
Con ese último argumento me convencí de que nos había engañado, y entonces lo acusé:
- ¡Eres un mentiroso, chamaquito! ¡Ya la habías visto!
- ¡Noooo!
- ¡Sí, ya la viste, mentiroso!
- ¡Claro que no!
- Ay, sí, entonces, ¿cómo es que ya sabes todo lo que va a pasar?
- ¡Nooo! Es que... Es que... (Titubea)
- ¿Es que qué?
(Y que me suelta esta joyita):
- ¡Es que la soñé!
Aplausos.
Mejor. Pretexto. Del mundo.