No me lo tuvo que decir con palabras, ni siquiera con flores, o una carta de amor. Me bastó encontrarme esto en la cocina:
Se lo regalé hace apenas un año. Y dice: "Este es el destapador de mi felicidad". Además de la que conlleva estar casado conmigo (je!), el esposo ha ingerido tantas dosis extras de felicidad, que acabó por romper su destapador.
Al menos ahora ya sé que el esposo no espera como Mafalda que la felicidad toque a su puerta. Utiliza las herramientas a su alcance =). ¡Salud!